No es verdad que el tomarse un pequeño descanso después de una comida o acostarse a dormir directamente al cenar haga engordar.
Pero lo cierto es que si esto se acompaña con un exceso de comidas y se tiene una vida sedentaria, se consume más energía que la que se gasta y los kilitos de más se empiezan a acoplar. De todas formas, la siesta sirve para reponer las energías gastadas a la mañana y permite tener una mejor productividad a la tarde.
lunes, 18 de enero de 2010
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